Generaciones que abrieron camino: el valor de creer cuando nadie más creía

Durante décadas, el fútbol femenil en México fue invisible. No porque no existieran jugadoras, sino porque nadie miraba hacia ellas. Sin embargo, esa historia cambió. Hoy, niñas y jóvenes pisan las canchas sabiendo que no están solas. Que cada pase, cada gol, y cada entrenamiento forma parte de algo más grande: una transformación social.

Aunque parezca increíble, el fútbol femenil fue prohibido en países como Inglaterra hasta 1971, bajo el argumento de que “era inadecuado para mujeres”. En México, los primeros torneos femeniles datan de los años 70, pero no fue sino hasta 2017 que nació la Liga MX Femenil.
Ese cambio no surgió de una política, sino del esfuerzo silencioso de miles de jugadoras, entrenadoras y familias que nunca se rindieron.

“Las mujeres siempre jugaron fútbol, solo que el mundo no las veía”, escribió Brenda Elsey, historiadora del fútbol latinoamericano, en su libro Futbolera: A History of Women and Sports in Latin America (2019).

Hoy, formar parte del fútbol femenil no es un lujo, es una declaración. Cada niña que se amarra los tachones representa una historia de resistencia y orgullo.
En 2023, la FIFA reportó que más de 30 millones de mujeres juegan fútbol en el mundo, y que las audiencias femeniles crecieron 25% en los últimos tres años.
En México, la Liga MX Femenil rompió récords: la final América vs Tigres 2023 registró 58,000 asistentes, una de las mayores entradas del mundo para un partido femenino.

No es solo deporte: es cultura, igualdad y esperanza.

Las referentes que abrieron camino

  • Mónica Vergara, exjugadora y entrenadora nacional, fue una de las primeras mexicanas en disputar un Mundial Sub-17.

  • Lupita Worbis, mundialista en 2011, hoy impulsa el fútbol femenil desde la dirección técnica.

  • Katty Martínez y Stephany Mayor, actuales figuras de la Liga MX Femenil, son símbolos de constancia y liderazgo.

Sus trayectorias demuestran que creer cuando nadie creía sí cambia la historia.

Cada entrenadora en una colonia, cada directora técnica en formación, cada niña que convence a su papá de llevarla a entrenar… está aportando a una revolución cultural.
La Fundación BmElite, por ejemplo, busca formar ese cambio desde la base: generar procesos metodológicos que profesionalicen el fútbol femenil desde edades tempranas y crear oportunidades donde antes no existían.

El cambio no se trata de esperar que lleguen más recursos. Se trata de creer, prepararse y sumar.
Porque las generaciones que hoy están entrenando en canchas humildes serán las que mañana estén representando a México.

“La verdadera transformación no empieza en los estadios, empieza en la mente de las niñas que creen que pueden llegar hasta ahí.” — Bernardo Mercado

Anterior
Anterior

Competir o construir: el reto de formar proyectos serios en el fútbol femenil mexicano

Siguiente
Siguiente

Cuando el que enseña no está preparado: el precio del conformismo en el fútbol femenil