Visorias vs Formación: la urgencia de ser visto y la pérdida del proceso

En el fútbol mexicano —y especialmente en el femenil— existe una urgencia casi desesperada por “ser vista” en una visoria. Padres y jugadoras corren detrás de anuncios, posters llamativos, filtros improvisados y supuestas oportunidades únicas que prometen acceso a clubes profesionales. Todo esto convierte el sueño de debutar en Primera División en lo equivalente a comprar un boleto de lotería y esperar que salga premiado.

El problema no es la ilusión. El problema es que el sistema se ha convertido en un ciclo donde la apariencia de oportunidad pesa más que el proceso real de formación. Y eso está provocando que cientos de niñas y jóvenes se enfoquen en el “momento”, en la foto, en el video, en la vitrina instantánea… mientras descuidan el desarrollo que verdaderamente las haría llegar a donde quieren.

Este artículo analiza por qué la urgencia de una visoria se ha vuelto un fenómeno tan fuerte, cuáles son sus consecuencias, y por qué la única vía que realmente funciona es la que nadie quiere escuchar: los procesos largos, constantes y sólidos en torneos élite, federados y metodologías bien trabajadas.

El fenómeno de la urgencia: todos quieren ser vistos hoy

Cada semana aparecen nuevas publicaciones en redes sociales:

  • “Visoría oficial del Club X”

  • “Filtro especial este sábado”

  • “Oportunidad para viajar a CDMX y presentarte con visor del América”

Para muchas familias, esto es visto como la única oportunidad para que su hija sea detectada. Y aunque en algunos casos las visorías sí son reales y sí funcionan, la mayoría responde a otra cosa: capitalizar el deseo de la gente.

Las visorías se volvieron una moneda emocional:
✔ dan esperanza inmediata
✔ producen fotos que parecen logros
✔ dan una sensación de “cercanía con lo profesional”

Pero esa sensación rara vez se traduce en un verdadero proceso deportivo.

La realidad de los clubes grandes: el sueño no es lo que parece.

Muchos padres desconocen que, hoy en día, asistir a un club profesional no significa automáticamente recibir:

  • Salario.

  • Apoyo educativo.

  • Becas alimentarias.

  • Alojamiento.

  • Material deportivo constante.

  • Seguimiento personalizado.

La realidad es que la mayoría de las jugadoras jóvenes en clubes profesionales de México no reciben un ingreso, ni condiciones formales de desarrollo a largo plazo. De acuerdo con reportes periodísticos sobre fuerzas básicas femeniles en México, las jugadoras dependen en gran medida del apoyo económico familiar (El País, 2023; Récord, 2022).

Incluso en instituciones como América, Chivas o Tigres —que son las de mayor estructura— el promedio de jugadoras “13-17” no tiene contrato profesional y tampoco recibe beneficios que puedan reemplazar lo que un proceso de formación serio sí puede dar:
✔ minutos de competencia semanal.
✔ seguimiento metodológico.
✔ cargas de trabajo apropiadas.
✔ desarrollo físico–técnico progresivo.
✔ torneos donde puedan mostrar su nivel real.
✔ entrenadores formados.
✔ estabilidad mental y emocional.

Por eso, cuando una familia sacrifica procesos por “una foto en una visoria”, está renunciando al único camino que ha demostrado funcionar en todos los países líderes del fútbol femenil.

Torneos Élite y federados: la vía que nadie quiere porque no es inmediata.

Mientras las visorías prometen resultados instantáneos, los torneos élite y federados —como Liga Nacional, Copa Mazatlán, GDL Cup, Sur Cup, IberCup o la propia Olimpiada Nacional— exigen algo más complicado: tiempo y constancia.

Los países que dominan el fútbol femenil (España, Estados Unidos, Japón, Francia) tienen un denominador común: sus jugadoras llegan a Primera División con miles de minutos acumulados en torneos competitivos juveniles.

Según la US Youth Soccer Association (2023), una jugadora estadounidense de 15 años acumula entre 3,000 y 5,000 minutos anuales de competencia formal.

En España, LaLiga y la RFEF reportan que las canteras femeniles disputan entre 30 y 45 partidos federados por temporada.

Ese es el camino.
No una visoria.

“Quiero ser vista”: la presión social y el efecto redes.

Otra variable importante es la presión social sobre las jugadoras. Hoy vale más la foto entrenando con un club grande que el verdadero progreso deportivo.

Esto ha generado tres problemas:

1. La ansiedad del rendimiento inmediato.

Muchas jóvenes sienten que si no destacan en 10 minutos de una visoria, su carrera se terminó.

2. El abandono de procesos.

Renuncian a ligas locales, municipales o selectivos estatales por perseguir el brillo corto de una prueba profesional.

3. La sustitución del CV Deportivo por la “foto bonita”.

Un CV Deportivo sólido debe incluir:

  • torneos jugados.

  • minutos acumulados.

  • rivales enfrentados.

  • posiciones ocupadas.

  • estadísticas reales.

  • referencias deportivas.

  • trayectoria formativa.

Pero la mayoría prefiere mostrar una foto con uniforme profesional prestado.

Los peligros de saltarse etapas

Dejar que una jugadora de 11, 12 o 13 años viva experiencias de presión adulta sin un proceso previo tiene consecuencias:

✔ frustración temprana
✔ abandono del deporte
✔ pérdida de confianza
✔ lesiones
✔ confusión identitaria
✔ dependencia emocional de la aprobación externa

Diversos estudios en psicología del deporte (Weinberg & Gould, 2018) señalan que las expectativas irreales son uno de los principales detonantes del abandono deportivo en adolescentes.

La alternativa: procesos serios que construyen deportistas, no ilusiones

Un club, fundación o escuela que apuesta por procesos largos ofrece:

Un sistema real de progresión

rondo → técnica → táctica → competencia → retroalimentación → torneos → adaptación → alto rendimiento

Participación en torneos que sí cuentan para el futuro

  • Olimpiada Nacional.

  • Liga Nacional.

  • Torneos federados.

  • Selectivos regionales.

  • Torneos élite inter-estatales.

Experiencias que construyen mentalidad y carácter

  1. Viajes.

  2. Concentraciones.

  3. Competencias de presión.

  4. Partidos fuera de casa.

  5. Nutrición.

  6. Descanso.

  7. Autogestión.

Desarrollo integral

  • Educación emocional.

  • Manejo de frustración.

  • Trabajo en equipo.

  • Resiliencia.

Todo esto forma jugadoras completas, no solo jugadoras visibles.

El verdadero “boleto ganador” no es la visoria: es el proceso

Quien llega a Primera División no es la que buscó una visoria milagrosa.

Es la que acumuló:

  • Años de trabajo.

  • Torneos.

  • Minutos.

  • Aprendizaje.

  • Constancia.

  • Formación real.

La visoria es una puerta. Pero el proceso es lo que te permite cruzarla.

Una niña sin procesos puede entrar a una visoria. Pero una niña con procesos puede quedarse.

Conclusión: menos urgencia, más preparación

El fútbol actual requiere madurez, estabilidad, resiliencia y técnica depurada. Eso no se logra en una visoria ni en una foto con uniforme profesional.

Se logra entrenando, compitiendo, equivocándose, aprendiendo y volviendo a competir.

La urgencia de ser vista es comprensible. Pero la urgencia de formarse es indispensable.

Las visorias no te dan una carrera.
Los procesos sí.

FUENTES

  • US Youth Soccer Association. (2023). Player Development Guidelines.

  • RFEF. (2022–2024). Plan Estratégico para el Fútbol Femenino.

  • FIFA. (2023). Women’s Football Development Report.

  • El País. (2023). “Las fuerzas básicas femeniles en México y sus limitaciones estructurales”.

  • Récord. (2022). “Condiciones en fuerzas básicas femeniles de Liga MX Femenil”.

  • Weinberg, R. & Gould, D. (2018). Foundations of Sport and Exercise Psychology. Human Kinetics.

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